¿QUIÉN SABOTEA EL CAMBIO EN LAS ORGANIZACIONES?

He podido comprobar durante años la RESISTENCIA al cambio que se producen en las organizaciones, freno que imponen las personas, pero sobre todo la cultura de la empresa. Crear una estrategia que rompan con años de inercia es realmente complicado. La dirección de la empresa suele ser reacia, el cambio les pone es una situación de INCERTIDUMBRE. Cualquier cambio se encuentra enfrente con personas acomodadas en la cultura “clásica” de la empresa. Las rutinas forman parte del día a día. La novedad pone en peligro la tranquilidad de nuestro trabajo robotizado. Ni que decir tiene que las personas perciben el cambio como una AMENAZA. Existe una aversión al cambio.
¿Qué pasa cuando abordamos un cambio estratégico en las organizaciones?
Se produce una lucha cuerpo a cuerpo entre la ESTRATEGIA y la CULTURA de la empresa. ¿Quién gana?. En organizaciones que no están orientadas al cambio, gana siempre la cultura. La tradición en la gestión es una losa invisible pero infranqueable. Si las cosas han funcionado bien , ¿para qué cambiar? . La dirección de la empresa o los altos directivos son estatuas, los cambios son percibidos como peligrosos para ellos. Cuando más subes en la organización más crece la desconfianza. Nadie quiere poner en juego su status profesional o la posibilidad de no cometer errores.
Es entonces cuando la institución o empresa entran en barrena. Los egodirectivos se aferran a los éxitos del PASADO y renuncian al cambio. Se promociona aquellos que reproducen la cultura “desfasada” de la empresa y cualquier agente de cambio es destruido sigilosamente. Los departamentos pliegan filas en nombre de la “cultura de la empresa”. Se produce un estilo de dirección por prejuicios, donde no se contrata y entrena el talento. Se buscan personas de perfil medio. Ser ESTÁTICO se premia y la empresa se vuelve impermeable a los cambios que demandan los usuarios y clientes. Los malos resultados se achacan a factores externos, nada ni nadie pone en cuestión lo bien que se está haciendo. La defensa del “territorio” convierte a las personas en auténticos trabajadores “quemados” que demonizan cualquier actitud de cambio.
Ante esta situación solo quedan dos caminos: mantener el “status quo” y dejar que la organización se descomponga o apostar por introducir un nuevo PARADIGMA. Abrir las ventanas hacia los usuarios y los clientes. Apostar por introducir cambios en la organización que inviten a adentrarnos en una nueva cultura. ADAPTARSE al cambio es una cuestión de supervivencia. Hacer nuestra organización transparente y confiar en el TALENTO de las personas, es el primer paso para CRECER. El éxito de las instituciones y empresas no habrá hecho más que empezar.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.